Si se hizo con el western, ¿por qué no con el cine bélico? Algo así debieron de pensar en Italia y España, cuando, amparados en las jugosas coproducciones de moda, decidieron también aportar su granito de arena a aquel género. De Enzo G. Castellari, nacido Girolami, sabemos que se adentró en el "spaghetti western", en el "poliziesco", en infames plagios de Tiburón (Jaws, 1975) y, por supuesto, sabemos que hizo incursión en el cine de soldados y tanques por dos ocasiones. Ésta, título original incluido, venía al rebufo del Battle of Britain, que acometiera, no sin cierta tendencia al aburrimiento, Guy Hamilton el mismo año. Eso sí, ni medios ni repartos colosales. Todo lo más, un Van Johnson que hacía ya tiempo estaba relegado -y así siguió- a cine europeo de medio pelo y el inexpresivo Stafford (un antiguo monitor de esquí al que sólo se recuerda por la maravillosa Topaz, de Hitchcock). Pero no es menos cierto que, pese a su innegable mediocridad, la película de Castellari sorprende por resultar ciertamente entretenida y poseer, además, una discreción técnica envidiable para el subgénero. El producto no salió nada mal, si obviamos la insoportable tendencia a encadenar zooms y el descabellado argumento: Paco Rabal y Luigi Pistilli dirigen un comando alemán, aniquilan a unos cuantos ingleses en el bosque, suplantan su identidad y se infiltran en la capital británica para destruir aquello que es fundamental para la victoria de Churchill, esto es, unos radares de cartón-piedra. Por el camino, insertos de escenas aéreas, la inevitable actriz italiana de rotundas formas, Evelyn Stewart (o Ida Galli, tanto da), y ni un sólo inglés o alemán haciendo de inglés o alemán.
La imagen: Paco Rabal matando a su amada, Teresa Gimpera, pues así se lo pide, cuando la conspiración ha sido descubierta.
El detalle: Rabal, Pistilli y Eduardo Fajardo, como improbables nazis. Y sobre todo, el personaje de Renzo Palmer -un tal Mulligan- que organiza peleas con sabor a "spaghetti western" y emplea idéntico vocabulario al de Eli Wallach en la obra maestra de Leone.
Calificación: **1/2
La imagen: Paco Rabal matando a su amada, Teresa Gimpera, pues así se lo pide, cuando la conspiración ha sido descubierta.
El detalle: Rabal, Pistilli y Eduardo Fajardo, como improbables nazis. Y sobre todo, el personaje de Renzo Palmer -un tal Mulligan- que organiza peleas con sabor a "spaghetti western" y emplea idéntico vocabulario al de Eli Wallach en la obra maestra de Leone.
Calificación: **1/2
No hay comentarios:
Publicar un comentario